Las bodegas, sótanos y garajes son el hábitat perfecto para que las humedades se instalen en ellas, en todos ellos falta luz natural y en su mayoría están soterrados. Ese contacto tan directo con la tierra puede producir un traspaso de humedad lateral y si no se tratan adecuadamente reciben filtraciones, que afectan y pueden dañar seriamente a los muros.